Eduardo colgó el teléfono satisfecho, todo estaba preparado. Edu acababa de hablar con Arkaitz,
habían estado hablando dos horas por teléfono. Edu le había contado todo el plan, ahora eran
socios junto con Abel.
Cuando Edu fue a casa de Abel a contarle todo el plan de la Haricotiza, Abel primero no le había
parecido bien, pero al final accedió. Eduardo lo tenía todo pensado. Abel, Arkaitz y él iban a
montar un nuevo negocio de Haricotiza sin los otros, María, Natalia, Alberto Y Richi no tenían ni
idea. Edu estaba harto de repartir beneficios con tanta gente, ahora era él, el que mandaba.
Gracias a Abel conseguirían las tizas, pues Abel era profesor y podía sacarlas del instituto y de la
universidad donde trabajaba. Arkaitz sería el transporte, quien llevase el material a su
proveedor, El Cheetos.
Lo único que les faltaba por hacer era conseguir la harina, pero eso también estaba pensado.
Iban a fingir un robo en la harinera donde trabajaba Eduardo e iban a llevarse un remolque lleno
de harina para la producción de la Haricotiza.
Eduardo había tardado mucho en convencer al Cheetos de que su Haricotiza era mejor que la
de los otros, y se la iban a vender al Cheetos más barata. Era mentira, era exactamente igual,
solo que en vez de rosa iba a ser azul. La Haricotiza rosa tenia los días contados.
Una semana después de la muerte de Aurora, se celebró el funeral de Jennifer en la iglesia
parroquial de Alesanco. La misa estuvo oficiada por el párroco Esteban. Fue muy bonita,
conmovedora y triste. Estuvieron todos los amigos menos Eduardo.
Después del funeral María, Natalia, Richi y Alberto fueron a la casa de la ermita para preparar el
siguiente pedido de Haricotiza para el Cheetos. Cuando estaban con las manos en la masa, un
coche de gran cilindrada -a juzgar por el ruido de su motor- paró en la ermita. La puerta se abrió,
Eduardo entró con aire triunfal.
-“ Hola Edu, donde coño estabas, te he estado llamando.”- Dijo Richi.
-“ Hola chicos y adiós. Por cierto he cogido unos 60.000 € de la caja fuerte. Es incluso menos de
lo me pertenecería, pero con eso me conformo, no soy rencoroso.”- Dijo Edu.
-“ Que has hecho que?, teníamos un trato cabronazo.”- Dijo Alberto.
-“ Si para comprar el Audi TT que tengo abajo, no veáis como tira. Una pasada. Voy a montar mi
propio negocio de Haricotiza, yo ya paso de esto.”- Dijo Edu señalando todo el laboratorio.
-“ Que coño estas diciendo?, nos estas vendiendo?. No puedes hacer eso. Si te vas de la lengua
tú también iras a la cárcel, eso ya lo sabes. No hagas ninguna tontería.”- Dijo Natalia.
-“ No os preocupéis, yo solo voy a montar mi propio negocio junto con Abel y Arkaitz. Vamos a
hacer Haricotiza, y mejor que la vuestra.”- Dijo Edu.
-“Maldigo el día en que te dije la fórmula secreta, sabía yo que era mala idea.”- Dijo Natalia.
-“ Jajaja, Por cierto, he estado hablando con El Cheetos, creo que una vez que pruebe mi
producto, va a pasar del vuestro. Pero no os preocupéis, en esa caja fuerte hay unos 5.000.000
€ , repartirlos y a disfrutarlos, como hago yo.”- Exclamó Edu.
- “ Nos vas a levantar al repartidor?, eso ya lo veremos. Cheetos es amigo mío.”- Dijo Richi.
-“ Y por cierto, de la harina de la harinera, olvidaros. Ahora esa harina es para producir mi
Haricotiza.”- Dijo Edu.
-“ Serás hijo de… Si solo nos queda para hacer esta última remesa.”- Dijo Alberto señalando los
sacos de harina vacíos que hacia encima de la mesa del laboratorio.
-“ Bueno chicos, me marcho, lo dicho que os vaya bonito. Si podéis seguir haciendo esto. jeje.
Porque dudo que podáis competir con mi producto. Nos vemos.”- Dijo Edu dando un portazo,
montándose en el Audi TT y marchándose hacia Alesanco.
-“ Estamos jodidos, esto se ha acabado. Voy a cambiar las claves de acceso, de la alarma y de
todo. Eduardo no volverá a entrar aquí.”- Dijo Alberto dirigiéndose al panel de control de la
alarma.
-“ No podemos conseguir más harina y posiblemente El Cheetos pasara de nuestro culo en
breves.”- Dijo Richi.
-“ Tenemos que hacer algo, Abel?, Arkaitz?, joder, esos no tienen ni idea de donde se están
metiendo. Maldito Eduardo traidor…A Chin Lú no le va a hacer ni puta gracia cuando se lo diga.”-
Dijo María.
-“ Un Audi TT?, le pillaran pronto, nadie se va a creer nada. El problema es que si los pillan igual
Edu habla de todos nosotros.”- Dijo Natalia.
-“ Esto se acaba de poner feo, muy muy feo.”- Dijo Alberto.
-“ Tenemos que callarlo como sea.”- Dijo Natalia mientras miraba a todos los demás.
Los cuatro terminaron de hacer el cargamento de Haricotiza, lo empaquetaron y dejaron todo
recogido y limpio. Se les había acabado la harina.
Mientras tanto Eduardo, Abel y Arkaitz estaban en el bar. Estuvieron preparando el robo de
harina toda la tarde. Para ello prepararon unas presentaciones en Powert Point. Eduardo y Abel
entrarían a la harinera por la noche antes del cambio de turno. Eduardo trabajaba allí, se sabía
las instalaciones de memoria. Arkaitz vigilaría desde fuera montado en el Audi TT de Eduardo.
Entrarían con el tractor y el remolque de Edu. Llevarían el remolque hasta los silos y lo llenarían
de sacas ayudados de Mohamed y se largarían a toda ostia de allí. Mohamed había accedido
gustoso a ayudarles, puesto que con el nuevo cambio de negocio sacaba más dinero que con los
de la Haricotiza rosa.
Era un plan perfecto y con toda la harina que iban a robar, tenían para producir Haricotiza azul
durante meses.
Eran las 3:00 de la mañana, en la plaza del pueblo no había ni un alma, Alesanco a esas horas
estaba desierto. En una de las esquinas de la plaza corral estaba aparcado el Audi TT de Eduardo.
Dentro de él estaban Arkaitz al volante y Abel de copiloto. Iban vestidos de negro, con un
pasamontañas que ahora tenían en los asientos de atrás del bólido. Los dos esperaban sin
decirse nada. De repente empezó a oírse un tractor, y en la plaza por la calle mayor apareció el
Landini azul de Edu con el remolque enganchado. Eduardo iba conduciendo a todo lo que daba
el tractor. Sin ni siquiera mirarlos atravesó la plaza dirección Nájera.
Media hora después el Audi TT arranco en la plaza del pueblo y con las luces apagadas siguió por
donde había pasado el tractor. Cuando estuvieron en la carretera Arkaitz encendió las luces. Ese
coche era una autentica máquina, tardaron menos de 8 minutos en llegar a la puerta de la fábrica
de harina, Harineras Riojanas. Esperaron en la puerta con el motor apagado. El tractor de
Eduardo tardó 5 minutos en llegar. Eduardo paró el tractor al lado del coche. Los dos ocupantes
del coche se pusieron los pasamontañas y Eduardo también. Entonces Abel salió del Audi TT y
de un salto se subió al remolque y se agacho. Eduardo aceleró el tractor y entro al patio de la
harinera. Arkaitz se quedó en la puerta vigilando en el coche.
El tractor llego a la puerta del almacén de la fábrica en el patio trasero. Había una persona
apoyada en la pared fumando. Era Mohamed, tenían media hora antes de que se produjese el
cambio de turno en la fábrica tiempo más que suficiente. Abel bajó del remolque de un salto y
saludo a Mohamed mientras Eduardo ponía el remolque en posición. Mohamed estaba
cargando el remolque con una maestría y velocidad asombrosa, era un auténtico experto en
cargar sacas de harina con el torito. Edu y Abel miraban impacientes para todos los lados
mientras Mohamed procedía.
Arkaitz estaba dormido cuando el Ford focus de Alvarito entró en la harinera. A Álvaro le pareció
raro que estuviese ese coche ahí, pero no le dio importancia.
Edu vio que un coche aparcaba en el parking de empleados, era Alvarito. Álvaro venia media
hora antes a trabajar.
-“ Joder, Puto Pinedo, que está ahí. Rápido Mohamed, mete el toro para adentro. Monta Abel
en el remolque que nos vamos cagando leches.”- Dijo Edu.
Edu llamo a Arkaitz al móvil, pero no lo cogía. Abel se montó de un salto al remolque mientras
Eduardo se subía al tractor. Álvaro permanecía dentro del coche mirándolos.
Mientras todo esto pasaba Álvaro desde dentro de su coche marcaba el número de la policía.
-“ Joder, creo que están robando harina con un remolque en la fábrica. En harineras riojanas,
venir rápido!!!.”- Dijo Álvaro a la policía.
Había una patrulla de la policía en el Cool, a escasos 300 metros de la harinera, estarían ahí en
5 minutos.
Arkaitz se despertó y cogió el teléfono.
-“ Joder Chooper, que nos han pillado, puto Álvaro que ha venido antes a trabajar, hay que
largarse cagando leches. Quita el coche de en medio, ostia!!!.”- Dijo Edu jadeando.
En ese instante vio como el tractor se acercaba por el patio de la harinera hacia la puerta
principal donde estaba Arkaitz. Detrás del remolque iba Alvarito corriendo levantando los brazos
y gritando cosas que no acertaba a entender. Arkaitz arrancó el Audi TT a la vez que el tractor
pasaba a su lado y giraba hacia la izquierda dirección Alesanco.
Las luces azules del coche patrulla a su izquierda lo sorprendieron cuando justo salía a la
carretera. Arkaitz aceleró y el coche patrulla también.
-“ Joder mira ese Audi TT, quien coño va con ese coche a robar a una fábrica. Síguelo, ya casi lo
tenemos.”- Dijo el copiloto del coche patrulla de la policía nacional a su compañero.
El tractor con el remolque dio un bandazo hacia la derecha y con las luces apagadas se metió
por un camino. Eduardo y Abel estaban fuera de las miradas de la policía.
Mientras tanto el coche de la policía y el Audi TT emprendieron una persecución a lo loco por la
carretera dirección Nájera. Arkaitz llegó a un cruce con un stop y sin descender la velocidad giro
hacia la derecha, la policía le seguía de cerca. Pasó por Barpimo y el Audi TT se resintió por los
resaltos de la carretera, las chispas que salieron al pegar los bajos del coche con el cemento
fueron inmensas. Arkatiz llegó a la rotonda del cuartel de la guardia civil y sin desacelerar, a dos
ruedas dio la rotonda. Tomó la segunda salida y bajo por la calle hacia el Consum, el coche
patrulla de la policía le seguía de cerca. Arkaitz se lo estaba pasando en grande.
El Audi salto al pasar el resalto, a esas horas de la noche Nájera estaba desierta. Vio por el
retrovisor que el coche de la policía se estaba alejando, pero todavía estaba demasiado cerca,
tenía que deshacerse de ellos. Vio como el semáforo que tenía delante se puso en rojo, pero
Arkaitz aceleró. El teléfono del asiento del copiloto empezó a sonar, era Eduardo el que llamaba.
Con el acelerador pisado a fondo cruzó el semáforo. En su cara apareció una expresión de
sorpresa cuando al saltarse el semáforo en rojo lo vio. El coche de la policía freno en seco 100
metros detrás del coche que conducía Arkaitz. Por la izquierda apareció un camión de Heineken
que cruzaba el semáforo en verde, perpendicular a la calzada por donde cruzaba Arkaitz. La
colisión fue muy fuerte. El ruido de las botellas al caerse y romperse fue ensordecedor.
El camión de Heineken empotró al Audi con gran fuerza contra el convento de las monjas que
había al lado del semáforo. El móvil de Arkaitz dejo de sonar.
Un instante después del impacto, el coche explotó provocando un incendio. El camionero salió
de la cabina del tráiler como pudo, para que poco después se incendiara todo el habitáculo.
Los policías se bajaron del coche y miraron como el Audi estaba calcinándose con Arkaitz dentro.
El camionero estaba tirado en el suelo cerca del camión en llamas, tenía una pierna rota.
Arkaitz ni siquiera sufrió, murió en el acto. Uno de los policías se acercó a donde estaba tirado
el conductor del camión y le ayudo a levantarse, mientras el otro policía llamaba por teléfono.
La persecución al misterioso ladrón había acabado de las peores maneras imaginables.
La policía tenía mucho trabajo que hacer. El agente después de colgar el teléfono se acercó
dónde estaba el camión y cogió una cerveza, la abrió y dio un trago. El fuego quemando el Audi
y su ocupante iluminaba su rosto mientras daba un segundo trago a la cerveza, con el accidente
se había agitado. No era más que todo espuma.
La cerveza mató a Arkaitz.
Eduardo y Abel media hora después llegaron a Alesanco. Metieron el tractor con el remolque en
la granja de Eduardo y se fueron a dormir. No se enteraron de lo ocurrido hasta la mañana
siguiente.
A las 10:00 de la mañana un coche oscuro con matrícula de Madrid cruzó el pueblo de Alesanco.
Desapareció calle arriba, hasta que frenó cuando llegaba a la altura del cuartel de la guardia civil.
El coche se detuvo en la puerta y la puerta se abrió. Cuando la puerta se terminó de abrir el
coche volvió a avanzar hasta entrar dentro del patio del cuartel. Aparcaron el coche en una
esquina y se bajaron. Eran dos agentes. Los agentes Pelé y Melé habían llegado a Alesanco.
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