martes, 17 de junio de 2014

CAPÍTULO 19


Las campanas de la iglesia replicaban pidiendo asistencia a misa. Después de más de media hora
de actos sacramentales, las puertas del templo se abrían y esa gente se desperdigaba por los
bares juntándose con los demás alesanquinos que no iban a los oficios. La plaza seguía
acordonada, era domingo, nadie estaba trabajando en el local donde antes habia un bar. Los
operarios estaban de fiesta ese día, pero aun tenían mucho que hacer. Las investigaciones
apuntaban a que todo se debía a un escape de gas, un fatídico accidente. Todos lloraban la
muerte de las victimas, y esa mañana ya circulaba como la polvora entre los asistentes al
vemuth, que Eduardo no habia sobrevivido a la explosión. El luto era constante en el pueblo, era
su temporada más negra de la historia de la población.

A la hora del vermuth, y a la hora acordada se juntaron en el Leonor, María, Natalia, Alberto y
Richi. Cada vez la cuadrilla iba menguando más. Empezaron a chiquitear, tenían las caras tristes,
muy largas, como todos en los bares.

-“ Bueno, pos supongo que ya lo sabéis. Eduardo también ha muerto.”- Dijo Natalia.
-“ Si, parece ser que las heridas provocadas por la explosión eran más graves de lo que parecía.
Menuda catástrofe.”- Dijo Richi.
-“ Que se joda, que nos quería levantar el negocio. No hay mal que por bien no venga.”- Dijo
Alberto con cara de amargado.
-“ Y ahora, que?. Podemos seguir vendiendo Haricotiza?. Tenemos que hacer más. Ahora
podemos nosotros hablar directamente con Mohamed, y que nos la venda a nosotros, le
decimos que somos amigos de Edu.”- Dijo María desesperada.
-“ Ostia, puede ser una buena oportunidad para volver a recuperar el negocio”- Dijo Richi
bebiéndose el vaso de trago.
-“ Además, yo vuelvo a hablar con Chin Lú, y el encantado. Ya verás que contento se va a poner.”-
Dijo María.
-“ No es tan fácil, en serio. Todavía queda algo pendiente.”- Dijo Natalia.
-“ Pendiente?, venga. Yo también lo veo, Volvamos al negocio y hagámonos asquerosamente
ricos. Que la muerte de nuestros amigos no haya sido en vano. Además, así te puedes comprar
una CBR, la moto que tanto ansias.”- Dijo Alberto.
-“ Para poder volver a hacer todo esto, todavía hay que deshacerse de la Haricotiza azul que han
hecho Eduardo y Abel. Arkaitz y Eduardo están muertos, eso nos beneficia, pero todavía queda
Abel y él tiene la Haricotiza.”- Dijo Natalia.

Los demás se miraron unos a otros sorprendidos sin entender nada. Entonces Natalia les explico
a los 3 todo lo que había pasado esos días, el robo de la harina, la creación de la Haricotiza azul,
la muerte de Arkaitz, les mintió sobre la muerte de Eduardo diciéndoles que no lo había visitado
en el Hospital sino que le había llamado, quedando libre así de toda culpa de asesinato, y por último les relató con pelos y señales su encuentro con Abel, omitiendo que lo había envenenado.

Natalia les conto todo con pelos y señales, verdades a medias.
-“ Joder, pues llama a Abel y convéncele para que destruya la Haricotiza. Si no sospecha nada de
nosotros lo tenemos fácil.”- Dijo Alberto.
-“ No podemos matar a Abel, ni de coña. Ya ha muerto mucha gente. Metemos a Abel en esto y
fuera.”- Dijo María.
-“ Le robamos la droga a Abel, sin que se entere antes de esta tarde y luego nos
emborrachamos.”- Propuso Richi.
-“ Anda callaros, dejar de decir gilipolleces. Tengo una idea mejor.”- Dijo Natalia.
Natalia busco en su bolso, hurgó un rato, sacó su móvil y marcó el número de Abel. Después de
dos tonos una voz famélica y rancia contestó.
-“Si…”- Dijo Abel.
-“ Oye tío, la Haricotiza azul, donde esta?. Has ido a casa de Edu o algo?. Como no me has
llamado…”- Dijo Natalia.
-“ Joder que estoy como una mierda, tengo una fiebre del copón, me duele mucho la cabeza, y
llevo todo el día en el váter. Ya le he mandado a mi hermano a casa de Eduardo a por las dos
bolsas de Haricotiza azul, no te preocupes.”- Dijo Abel.
-“ Oye, que si estas malo, lo posponemos para más adelante eh.”- Dijo Natalia.
No, no… si ya está. Me ha mandado mi hermano un Whatsapp hace unos 10 minutos de que ha
llamado al timbre de casa de Eduardo y no había nadie. Pero luego se ha acercado a la granja y
estaba medio abierta la puerta, así que se ha colado dentro y ha cogido las bolsas, tal y como le
he indicado. Ya tenemos la Haricotiza en nuestro poder, así que no te preocupes. Ah y Eduardo
tampoco me coge le teléfono, me da apagado.”- Dijo Abel tosiendo.
-“Ah, pues igual no tiene cobertura en el Hospital, no sé. Perfecto entonces. Pero estas bien?.”-
Dijo Natalia mintiendo.
-“Como una puta mierda, a ver si mañana bajo al médico, que hoy es domingo y solo esta
urgencias y no me mola. Así que esta tarde ira mi hermano contigo a ver al Cheetos, si no te
importa. Que Cesar es un tío legal y de fiar, así que no te preocupes que no contara nada.”- Dijo
Abel.
-“Ah, ok. Pues le dices que a menos cuarto me pase a recoger en mi casa y de ahí subimos al
lugar indicado. Y mejórate anda.”- Dijo Natalia.
-“ Ok, bueno te dejo, que va a venir Joara enseguida a verme un rato. Hablamos.”- Dijo Abel
colgando el teléfono.
Mientras Natalia estaba hablando con Abel todos los demás estaban escuchando con atención,
y cuando Natalia soltó el teléfono nadie dijo nada. Todos sabían que ahora Cesar también se
había convertido en un problema.
-“ Y ahora vas a ir tú con Cesar donde Cheetos?. Eso no le va a gustar un pelo, con el Cheetos no
se juega.”- Dijo Richi.
-“Joder y que coño quieres que haga, esto se nos ha ido de las manos.”- Dijo Natalia.
-“ Hay que quitarse a Cesar de en medio y destruir la Haricotiza, pero sin joder al Cheetos.
Tenemos un problema de cojones. Lo mejor será coger el dinero y largarnos por patas.”- Dijo
Alberto pensando.
-“ No, tenemos que seguir produciendo Haricotiza, como sea. Y si decimos al Cheetos que Cesar
es de la policía y que se lo carga él o qué?. Así no nos mancharemos las manos de sangre.”- Dijo
María muy nerviosa.

Entonces María se fue al baño y se metió un tiro de la poca Haricotiza que le quedaba.
Mientras tanto los demás seguían pensativos, era un problema bastante complejo. Hasta que
cuando justo María volvió del baño a Richi se le encendió la bombilla.

-“ Joder ya lo tengo.”- Dijo Richi sacando su móvil del bolsillo mientras todos le miraban.
Richi marcó el número del Cheetos en su teléfono móvil de dimensiones bilbaínas y se puso el
altavoz en la oreja. Un tono, dos tonos y alguien descolgó.
-“ Quien?.”- Dijo una voz.
-“ Dile al Cheetos que se ponga, anda.”- Dijo Richi secamente.
-“ Y de parte de quién.”- Respondió la voz.
-“ De parte del Tordo, díselo y dile que es muy importante. Date prisa anda.”- Dijo Richi.
La voz no contestó y Richi se quedó esperando, como en la nada. No se oía nada. Contestó una
voz que Richi sí que conocía.
-“ Que pasa puto Tordo?. Que quieres?.”- Dijo El Cheetos.
-“ Tío, Cheetos, disculpa las molestias pero nos hemos enterado de una movida. El puto Eduardo
nos ha jodido y quiere joderte a ti. Esta ahora con los maderos, es un puto traidor, le han pillado
con Haricotiza encima y ha hecho un trato con ellos. Nos hemos enterado de que ha contactado
contigo por su cuenta diciéndote algo de una nueva droga azul. Es todo mentira, la policía está
usando a Eduardo como señuelo, y la droga también lo es. Esa droga no vale para nada, es
mierda. Lo único que la policía quiere es que la paguéis y la distribuyáis, para poder seguirla y
desmantelar todos tus contactos y cogerte a ti y a nosotros.”- Dijo Richi.
-“ A ver, Tordo de mierda. Que cojones me estas contando?. A mi vuestras movidas me la sudan.
Yo voy a comprar la Haricotiza a quien mejor me la ponga, con total de que sea una mierda de
buena calidad, me da igual el color, me entiendes?. Así que déjate de majaderías o te reviento.”-
Dijo El Cheetos a punto de colgar.
-“ Créeme tío, ya verás cómo esta tarde ni siquiera va Eduardo a entregarte la droga en persona.
Van a usar a un señuelo, a alguien de la policía o algún becario o algo. Créeme Cheetos.”- Dijo
Richi.
-“Vuélveme a llamar con una mierda de estas y te mato, gilipollas. Con El Cheetos no se juega.”-
Dijo El Cheetos justo antes de colgar.
-“ Y ahora, que?, no ha funcionado.”- Dijo María.
-“ Joder, menuda sarta de mentiras, cuando El Cheetos se entere nos mata.”- Dijo Alberto.
-“ Pues ya está hecho, yo lo he intentado. Ahora lo que tienes que hacer el decirle a Cesar
cualquier mentira para no ir con él esta tarde, o sino todo se descubrirá.” Exclamó Richi mirando
a Natalia.
-“ Uff, bueno, hay que intentarlo. Es nuestra única oportunidad. Esperemos que haya colado.”-
Dijo Natalia.
-“ Hacerme caso, conozco al Cheetos desde hace muchos años, se fía de mí.”- Dijo Richi.
Desde dentro del Leonor, por la ventana vieron como Joara cruzaba por la carretera, junto a las
vallas de la plaza, con dirección a la casa de Abel. Después echaron 200 vinos más y cada uno se
fue a comer a su casa. A las 4.30 antes de que llegase la hora acordada Natalia le mando un sms
a Cesar.

Para: Cesar Alesanco

Cesar, me a surgid un problem, asi k llegare justo a ls 5. Ve tú directament a donde el canl, k yo
aora stoy en Torrecilla. Nos vemos allí. yeba el mterial.
Nos vemos.

Así, Cesar iría solo a ver el Cheetos. Natalia se quedó esperando dentro de su casa hasta que vio
pasar por detrás del rio el Peugeot blanco de Cesar con dirección Torrecilla. En ese instante el
corazón de Natalia dio un vuelco.

Mientras tanto en otro lugar del pueblo, German salía del bar Laysa y se encendía su purito
mientras se acercaba a la moto que había aparcado cerca del bar unas horas antes. Para German
ya era hora de volver a su casa, en Torrecilla.
Cesar conducía rápidamente su Peugeot blanco por la carretera de Torrecilla, eran las 4:50 y no
se veía a nadie. Rápidamente llegó a la altura del canal, donde estaba previsto el intercambio.
Aminoró la marcha y giró a la izquierda en la explanada al lago del canal, aparcó y apagó el motor
de su coche. Había llegado el primero, no se veía a nadie. Las bolsas de deporte con la Haricotiza
azul estaban en el maletero de su coche.
-“ Bah, al final he llegado el primero. Natalia no tardará en llegar.”- Dijo Cesar murmurando.
German se montó en la moto y la arrancó, se puso el caso y puso dirección Torrecilla, sujetando
con gran destreza el puro en su boca. Dieron las 5:00 de la tarde.
El coche del Cheetos y otros dos coches más bajaron a toda velocidad por la cuesta de Torrecilla
dirección del canal. Cesar se bajó del coche y se apoyó en el capó mientras veía como esos
coches se acercaban. No había rastro de Natalia por ningún sitio.
German salió de Alesanco y cogió la carretera dirección Torrecilla por la que instantes antes
Cesar había pasado.
El Cheetos y sus hombres aparcaron al lado del coche de Cesar. El Cheetos se bajó de su coche,
y de los otro dos coches se bajaron 8 personas. Todas iban armadas.
-“ Joder, son de verdad. Tranquilidad chicos. Y Natalia?.”- Dijo Cesar mostrando valentía.
-“ Quien coño eres?. Donde esta Eduardo?. Y el material?.”- Pregunto el Cheetos haciendo caso
omiso de las palabras de Cesar.
El Cheetos se acercó a Cesar mientras que sus hombres se quedaban detrás vigilando.
-“ A ver, a mí me manda mi hermano. Eduardo no sé dónde está. Las bolsas están en el maletero.
Supongo que es esto lo que queréis.”- Dijo Cesar yendo hacia el maletero.
-“ Joder, así os preparan en la policía?. Ni una mentira ni nada. No sabes donde esta Eduardo?.”-
Dijo El Cheetos sacando un arma de debajo de su chaqueta.
-“ Eh, que no soy policía, ni ostias. Yo solo vengo a traerte lo que me han mandado. Tranqui tío.”-
Dijo Cesar mientras dejaba de abrir la puerta del maletero.
Uno de los hombres de El Cheetos se volvió hacia El Cheetos.
-“ Se acerca una moto, jefe.”- Dijo señalando a la lejanía.
-“ Joder que lamentable, si de verdad nos quieren pillar así. Y esa moto que son los refuerzos?.
Jajaja”- Dijo El Cheetos partiéndose el culo.
-“ Que refuerzos?.”- Dijo Cesar.
El Cheetos lo apartó de un empujón y abrió el maletero del coche de Cesar. Dentro estaban las
dos bolsas negras de deporte. Abrió una y vio la Haricotiza azul. Con la pistola en la mano se
volvió hacia Cesar.
-“ Vaya, vaya, parece ser que el maldito tordo tenía razón.”- Dijo El Cheetos.
German se acercaba a pequeña velocidad. El Cheetos apuntó a la cara a Cesar con su arma.
-“ Señor la moto se está acercando.”- Dijo el mismo hombre que había hablado antes.
Cesar estaba muerto de miedo.
Entonces el Cheetos asintió y mirando a Cesar a la cara presionó el gatillo de su arma. Tres
balazos perforaron la cabeza de Cesar a bocajarro. Cesar cayó en el suelo ya muerto, junto a su
coche.

Con gran rapidez los hombres del Cheetos y él mismo se subieron en sus respectivos coches y
pusieron dirección Torrecilla. Una vez dentro del pueblo se dispersaron para evitar que les
persiguiesen, y se perdieron por las calles de la gran urbe.
Germán llego a la altura del canal, debido al rugir del motor de su motocicleta apenas había oído
el ruido de las detonaciones de la pistola del Cheetos. Pero cuando llegó donde estaba el coche
de Cesar vio con sus propios ojos lo que había pasado. Con la miraba fija en el cadáver de Cesar
sacó su IPhone del bolsillo de su vaquero y llamó a la policía.
En esos instantes en el pueblo de Alesanco el cuerpo y el sistema cardiovascular de Abel se
rindieron frente al poder de la ricina. El cuerpo de Abel colapsó y Abel murió en los brazos de
Joara, mientras esta le cuidaba. En su cuerpo no existía ya ni rastro de la sustancia. Después de
la autopsia que se le hizo al cadáver solo se pudo determinar muerte natural. Nunca se rodaría
Machete vuelve a matar.

Los agentes Pelé y Melé llegaron, por proximidad, los primeros a la escena del crimen, seguidos
por dos patrullas de la guardia civil. Se bajaron del coche y se acercaron al cuerpo sin vida de
Cesar. Melé se agachó y observo los agujeros de bala en la cabeza del cuerpo, mientras el agente
Pelé miraba el maletero del coche y encontraba la Haricotiza azul. El agente Pelé en cuanto la
vio supo que esa era la pista que estaban buscando, así que llamó rápidamente al Inspector
Aniceto.

El Inspector Aniceto en cuanto recibió la llamada empezó a organizar su viaje a La Rioja, su viaje
a Alesanco. Ahora estaban ya más cerca de encontrar los verdaderos orígenes de la maldita
Haricotiza que tantos quebraderos de cabeza y tantas noches sin dormir le estaba provocando.

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