martes, 17 de junio de 2014

CAPÍTULO 18


Mientras Natalia iba conduciendo su Hyundai por la autovía con dirección a Alesanco, iba
dándole vueltas a todo aquel asunto. Eduardo ya no era un problema, pero Abel aún seguía con
el negocio y seguramente era él quien tenía la Haricotiza azul en su poder. Antes de morir
Eduardo había dado instrucciones precisas a Abel, el juego todavía no había terminado. Natalia
aceleró un poco más, dejo caer más el pie sobre el acelerador y adelantó a un camión. El camión
que quedó a la derecha llevaba un gran emblema en su lateral, era un camión de la empresa
Hermanos Cerdo, seguramente también se dirigiría a Alesanco. Natalia lo adelantó sin
contemplaciones y una vez lo hubo pasado se giró hacia la derecha para ponerse en el carril
derecho y dejar pasar a un todoterreno rojo que le adelanto a gran velocidad. Tenía que
deshacerse de Abel, estaba claro que Abel no sabía la fórmula de la Haricotiza, ese secreto había
muerto con Edu, pero Abel seguía siendo un cabo suelto.

Mientras tanto en el Cuartel de la Guardia Civil de Alesanco, el agente Melé llevaba más de una
hora al teléfono con Narcóticos de Madrid. El agente Pelé le estaba contando con pelos y señales
a su superior, el Inspector Aniceto, todos los acontecimientos que habían ocurrido en ese
pequeño pueblo en los últimos días, desde que ellos habían llegado de Madrid. Frente a él, el
agente Pelé estaba sentado en una silla, seguía dubitativo y pensativo, hacia varios minutos que
ya no prestaba atención a la conversación que su compañero mantenía por teléfono. Seguía
pensando en aquella mujer que había visto al otro lado del cerco policial en la plaza. La mujer
trabajaba en el complejo cárnico que acababan de abrir en ese pueblo, pues le había visto
montarse en la furgoneta de la empresa. Esa mujer le sonaba de algo, había visto esa cara en
otro sitio, en otro lugar, en otro país. El agente Pelé pese a ser español, había estado destinado
en Francia, Inglaterra y Venezuela. Tenía mucho mundo y había perseguido cárteles de droga
por diferentes países, el asunto de la Haricotiza para él era una minucia, de momento. El caso
es que conocía a mucha gente y había tratado con muchos criminales a lo largo de su carrera
profesional, pero cuando vio esa mujer, ese rostro, algo en su cerebro se alteró. La conocía de
algo, de eso estaba seguro, pero no podía acordarse de qué.
-“Vale, jefe. Sí, nos centraremos en el asunto de la Haricotiza, pero de momento no sabemos
nada más, ni de La Nety, ni de nada. Ok Jefe.”- Dijo el agente Melé antes de colgar el teléfono.
Natalia llegó a la plaza de Alesanco, todavía estaba cortada y precintada, ya no salía humo del
edificio. Pese a ser las 2 de la tarde los operarios de una empresa subcontratada por el
Ayuntamiento trabajan a todo trapo limpiando la plaza y quitando escombros. Natalia dio un
rodeo por la calle de atrás y aparcó el coche. De repente se le ocurrió como solucionar los
problemas, y de manera sencilla. Solo necesitaba lo que llevaba en el bolso. Cogió el teléfono y
mandó un sms.

Para: Abel Alesanco

Abel, tenems k hablar muy seriament. Edu esta mu malo. He hablad con él y m a dicho k tú
tmbien estas metid en l tema de la Haricotiza. Sta tard a las 4 n mi casa. Nos vemos.

Mandó el sms a Abel y se bajó del coche. Cuando estaba entrando por la puerta de la casa de su
abuela su móvil vibró. Natalia se lo sacó del bolsillo y lo miró, tenía un sms.

De: Abel Alesanco

Ok.

Natalia comió tranquilamente y se puso a ver la televisión hasta que diesen las 4 de la tarde,
hora acordada para la reunión.

Mientras tanto Richi salió a tomar un café al Tejero y a jugar al mus con Toni. Alberto se fue a
correr hasta Baños de Ebro y María se puso a buscar chistes lamentables en internet para
aumentar su repertorio.
Las 4 de la tarde dieron, y Abel no venía. Natalia se empezó a poner nerviosa, pero pasaron 2 minutos y sonó el timbre. Natalia se acercó a la puerta y la abrió. Era Abel.

-“ Pasa, pasa, que ahora no hay nadie en casa y podemos hablar tranquilos.”- Dijo Natalia
señalando la mesa.
-“ Ok, perdona la tardanza, es que estaba viendo el final de Machete Kills después de comer y
se me ha alargado la cosa.”- Dijo Abel entrando y sentándose en una silla al lado de la mesa.
Estaban los dos solos y se sentaron uno enfrente del otro.
-“ A ver, te he mandado un mensaje, porque estaba mañana he hablado con Eduardo por
teléfono, que está en el hospital muy malito.”- Dijo Natalia.
Abel la miraba fijamente un poco escéptico, Edu le había dicho expresamente que no se fiara de
nadie. Natalia prosiguió.
-“ Estoy al tanto de todo, yo he ayudado a Edu con todo el plan. Lo único que vosotros no lo
sabíais por secretismo y seguridad.”- Mintió Natalia.
-“ Edu me dijo que no me fiase de nadie.”- Dijo Abel fríamente.
-“ Venga, venga que no hay que ponerse así, que somos amigos desde siempre. Y pocos
quedamos ya, como para desconfiar unos de los otros.”- Exclamó Natalia.
Natalia se levantó de la mesa y se dirigió a la cocina.
-“ Espera un segundo, ya verás que sorpresa. Que sé que te gustan mucho estas. Cosas.”- Chilló
Natalia desde la cocina.
-“ El qué?.”- Dijo Abel que seguía sentado en la mesa.
Natalia no le contesto, dos minutos después volvió al merendero con dos tazas de lo que
parecían infusiones. Se acercó y puso una en frente de Abel y la otra sujetó en la mano mientras
se sentaba.
-“ Mira, es una especie de infusión Venezolana, es como el mate Argentino. Pruébalo.”- Dijo
Natalia.

Abel miraba la taza fijamente.

-“ Cuidado que quema. Bueno a lo que vamos. El caso es que sé que ocurrió con Arkaitz, y todo
lo de su muerte y también sé que tenemos que entregar la Haricotiza mañana. Soy de fiar, sino
como iba a saber todo esto?.”- Dijo Natalia dando un trago largo a su taza.
-“ Sabes todo lo del robo de Harina en la fábrica de Edu?. Joder eso acabo muy mal, fue por culpa
de Alvarito, que nos delató. Vino antes de tiempo a trabajar. Dios Arkaitz está muerto y Álvaro
también.”- Dijo Abel dándole un traquito a la infusión.

-“ Si, ya lo sé, entonces que sabes de la Haricotiza rosa?.”- Preguntó Natalia.
-“ Yo, poco, igual que todos. Lo que dicen en las noticias. Que la creadora y maestra del crimen
es una tal Nety, y poco más. Y bueno lo que sabes tú ya, que Eduardo dio con la fórmula secreta
en internet porque alguien se la jugó a La Nety y la publicó en una página y por eso hemos podido
fabricarla. Es una fórmula muy poderosa, Edu no me la ha dicho aún. Al fin y al cabo es mérito
suyo.”- Dijo Abel.

Natalia estaba averiguando todo de manera más fácil de lo que hubiese imaginado. Eduardo
había usado a Abel y a Arkaitz como simples marionetas contándoles infinidad de mentiras, tal
y como se lo había imaginado.

-“ Bueno, pues el caso es este, Tenemos que ir tu y yo a entregar la Haricotiza mañana. Sabes
donde hay que ir?. A Eduardo no le ha dado tiempo de contármelo por teléfono, porque
entraban sus padres a su habitación y ha tenido que colgar.”- Dijo Natalia.
-“ Si, Eduardo lo planeó y organizó todo con ese tipo de Torrecilla, ese tal Cheetos. Tenemos que
llevarle la Haricotiza mañana a las 5. Hemos quedado al lado del canal, en la carretera de
Torrecilla, para darle la droga y que nos pague.”- Dijo Abel bebiéndose lo que le quedaba de
infusión en la taza.
-“ Ok, vale todo perfecto. Y la Haricotiza dónde está?.”- Preguntó Natalia.
-“ Esta guardada en la granja de Edu, con toda la harina que robamos de la fábrica. Esta
empaquetada y metida en dos bolsas de deporte.”- Dijo Abel.
-“ Ummm.”- Se quedó pensativa Natalia.
-“ No te preocupes, ahora llamo a Eduardo y le digo que vamos a ir a su casa a cogerla, que le
diga a su madre cualquier excusa y así que su madre o su padre nos abrirán para poder cogerla.”-
Dijo Abel.
-“ No, no llames a Eduardo ahora, que estaba con muchos dolores. Total no la necesitamos hasta
mañana, mejor que se quede ahí toda la noche. Así está mejor guardada. Mañana por la mañana
lo llamas y vamos a por ella.”- Dijo Natalia.
-“ Ummm, puede ser buena idea sí. Tú crees que nos van a dar tanto dinero como digo Edu?. La
verdad que todo este asunto me asusta un poco, y ahora con todas estas muertes y eso.”-
Exclamó Abel.
-“No te preocupes, para mí también es mi primera vez. Ya se irá viendo. A que estaba bueno?.”-
Dijo Natalia señalando la taza vacía.
-“ La verdad que me gusta bastante más el mate, pero no está mal. De donde lo has sacado?.”-
Preguntó Abel.
-“ Me lo ha traído mi primo, que acaba de venir de Latinoamérica, es muy tradicional allí. No sé
exactamente lo que es.”- Dijo Natalia
-“ Bueno, pues me marcho para casa, que tengo mucho lio. A la tarde en los vinos estamos.”-
Dijo Abel despidiéndose.

Natalia y Abel se despidieron y en cuanto Abel cerró la puerta, Natalia cogió la taza en la que
había bebido Abel y la tiro a la basura. Luego se dirigió hacia la cocina y la limpio de arriba abajo
a conciencia, no quería que se produjese ningún accidente con esa sustancia.

Natalia había hecho una infusión con la semilla del ricino, que es la sustancia más toxica natural
que existe en el mundo. La infusión se la había tomado Abel, mientras ella se había bebido un
mísero té que había encontrado en la cocina, que tenía el mismo color amarillento. Según la
Wikipedia esa sustancia producía en quien la consumía hemorragia intestinal, seguida de diarrea
a veces sanguinolenta, vómitos, deshidratación e hipotensión. También decía que en dos, tres
días el sujeto que la consumía moría con terribles dolores, pero que era muy difícil de detectar
el porqué. Para que una persona muriese era suficiente un miligramo en infusión, Natalia le
había puesto dos miligramos a la infusión de Abel. Anda que menudo regalo le había hecho su
primo.

Mientras tanto en las curvas de Valpierre, en donde una vez se hizo una especie de rally llamado
“ Bajada de Valpierre”, un perro cruzó la carretera sin mirar. El perro cruzó desde una orilla del
arcén sin apenas visibilidad, con tan mala suerte que justo un camión cargado con espráis anti
pulgas bajaba por esa carretera. El camionero frenó todo lo que pudo en cuanto vio al can cruzar
la calzada, pero fue demasiado tarde. El camión se empotró contra el animal y lo reventó al
instante. Cuando hubo parado del todo el camión, el conductor se bajó y se acercó al lugar del
atropello, el perro estaba hecho mierda. El camionero giro la cabeza negando varias veces y se
dio la vuelta, dirección la cabina del tráiler. Se montó tan rápido como pudo y puso en marcha
el camión. Ese perro no volvería a tener nunca más pulgas, de eso estaba seguro.

Esta tarde de sábado salieron de vinos María, Alberto, Natalia, Richi y Joara. Richi ya iba medio
torcido porque había estado bebiendo a destiempo. Abel no salió de vinos esa tarde, ni de fiesta
esa noche, según Joara no se encontraba muy bien.

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