Fascinante aventura desarrollada en la población de Alesanco (La Rioja). 3º Parte de la trilogía "Alesancadas".
lunes, 9 de junio de 2014
CAPÍTULO 26
Otro día amaneció, Natalia y Richi fueron despertados en el subterráneo donde Vivian con
música. Con perreo del malo. Y la misma rutina de siempre. Después de desayunar se pusieron
sus ropas de trabajo y empezaron a cocinar más Haricotiza. Ese día también tenían que cocinar
500 kilogramos, estaban cocinando 500 kg al día, algo inimaginable cuando ellos lo hacían en la
casa de la ermita. La Haricotiza era distribuida por toda Europa gracias al entramado empresarial
de Hermanos Cerdo.
En esos instantes no muy lejos de la granja, el inspector Aniceto colgaba el teléfono. Estaba
sentado en su ya mítica silla del cuartel, no era de él, por supuesto, pero desde que había llegado
a Alesanco solo la usaba él. Le habían informado de que la noche anterior había habido otra
muerte por sobredosis por Haricotiza en Portugal. Los miedos de Aniceto ya se habían hecho
realidad, la Haricotiza había salido de España. Tenía que encontrar a María, Natalia y Richi,
estaba seguro que ellos sabían dónde se encontraba La Nety. Tenía que encontrar y encerrar a
La Nety, tenía que parar la Haricotiza como fuera. Presentía que estaba muy cerca, pero no sabía
exactamente porqué. Mientras Aniceto reflexionaba apareció el agente Melé.
-“ Jefe, aquí están los dos informes que me pidió. El asesinato de un tendero de un bazar chino
y el asesinato en un semáforo de un marroquí. Los dos ocurridos en Nájera, en un intervalo de
1 día.”- Dijo Melé.
-“Perfecto, déjame verlos.”- Dijo Aniceto.
-“Tome, aquí los tiene. No sé qué tiene que ver esto con la Haricotiza jefe, la verdad.”- Dijo Melé
dejando los informes encima de la mesa donde estaba el inspector Aniceto.
-“ Hay que comprobar todas las posibilidades. Ahora quiero que vayas a la habitación del agente
Pelé y la inspecciones a fondo. Quiero que la pongas patas arriba, tiene que haber algo que nos
diga que ha pasado. Tenemos que encontrar al agente Pelé, pero ya.”- Ordenó Aniceto.
El agente Melé salió despavorido de la habitación para cumplir su destino. Mientras el inspector
Aniceto se puso a leer los dos informes que tenía en la mesa. Después de casi una hora y de leer
ambos informes, el inspector Aniceto arqueó una ceja como signo de sorpresa. Los dos
asesinatos eran de índole diferente, el del tendero parecía un robo a la tienda que salió mal, y
el del marroquí parecía un ajuste de cuentas. A pesar de eso, había algo en común en los dos
casos. Las balas usadas en ambos asesinatos eran las mismas, con el mismo calibre y mismas
características. Aniceto estaba seguro que se habrían realizado con la misma pistola, es más,
estaba seguro de que los asesinatos los había llevado a cabo la misma persona. Solo eran
conjeturas sin demostrar del Inspector, pero Aniceto sonrió, la cosa acababa de ponerse
interesante.
Se levantó de la silla y se puso a dar vueltas a la habitación mientras empezaba a hacer funcionar
su maquinita de pensar a todo tren.
Esa noche de viernes, Miguel terminó de cenar en su casa en Scurlage. Scurlage era una pequeña
población cercana a la costa, situada cerca de Swansea, en el sur-oeste de Gales. Recogió todos
los platos y la mesa, fregó y dejo todo recogido y bien. Después cogió la chaqueta y la cartera y
salió por la puerta principal de su vivienda. Le gustaba vivir ahí, el ambiente era acogedor y la
gente muy maja. A veces echaba de menos su pueblo, Alesanco, pero solo cuando le apetecía ir
de vinos. Salió de su casa y puso dirección al bar del pueblo. Era un gran bar de índole típica
galesa, típica inglesa. El bar quedaba muy cerca de su casa, el bar estaba situado junto a la
carretera principal del poblado. Por ahí conducían al revés, era Gran Bretaña y conducían por la
izquierda. Miguel siguió andando y se acercó al susodicho gran bar que se elevaba al lado de la
carretera inglesa. El tráfico era fluido incluso a esas horas de la noche. En la puerta principal
había un gran cartel con letras de gran tamaño que iluminaban la noche. “COUNTRYMAN”, podía
leerse, el nombre del bar. Ese nombre a Miguel siempre le había hecho mucha gracia pues
Miguel era de un pueblo pequeño donde la mayor parte de la economía era debido a la
agricultura. Era un nombre que despertaba cierta ironía en Miguel.
Miguel abrió la puerta y entró en el bar. Había partido de futbol y estaban sentados, viendo la
tele, la mayor parte de la gente que había en el bar. Miguel conocía a todos, pues llevaba un año
viviendo ahí, y se había adaptado a las mil maravillas. Para aquella gente él era el español.
-“ Hello Miguel”- Dijo El camarero.
Miguel se acercó a la barra mientras miraba la televisión, juagaba el Swansea. Se sentó en la
barra junto a gente que el también conocía y se pidió una pinta. Poco después entraron los
amigos de miguel, eran unos galeses entrañables y de su misma edad. Habían hecho migas
enseguida. Miguel y sus dos amigos, llamémosles Friend1 y Frend2 se pusieron a tomar pintas.
Estuvieron viendo el futbol y bebiendo pintas. Cuando llegó el descanso Friend1 le preguntó a
Miguel:
-“ In your country Do you use to get high?”- Dijo Friend1.
-“ Que?, drogarme, yo?, nunca.”- Dijo Miguel.
Entonces Friend1 rebuscó en su chaqueta de gales que llevaba puesta y sacó una pequeña
bolsita transparente que contenía una sustancia de color rosa.
-“¿Que cojones es eso? ”- Preguntó Miguel en perfecto inglés.
-“ Drugs”- Dijo Friend1.
Los 3 llevaban más de seis pintas e iban un poco cocidos, pero todavía sabían lo que hacían.
Entonces Friend1 le dijo a Miguel que la probase que era una nueva droga que había conseguido
con muchas dificultades, y que además estaba fabricada en España. Mientras Friend2 miraba
con la vista de un puto borracho, él llevaba 8 pintas, bebía más rápido que los otros dos.
-“Paso de drogarme, me da igual que sea de mi país. Yo no tomo mierdas. Solo alcohol.”- Dijo
Miguel.
Miguel se meaba a pito lleno, así que se levantó y fue al servicio del bar. El partido estaba a
punto de reanudarse con el segundo tiempo.
Mientras Miguel meaba en el baño, Friend1 miró a Friend2 con malicia. Friend1 abrió la bolsita
y echo la sustancia de color rosa en las 3 pintas. Las jarras estaban llenas de cerveza y la
Haricotiza pronto se disolvió. Miguel salió del baño y el partido se reanudo, Miguel se sentó
junto a sus amigos ingleses.
-“ What happens ??, Que no me pienso drogar.”- Dijo Miguel mientras cogía su vaso y daba un
gran trago a su cerveza.
-“ Haricotiza.”- Dijo Friend1 mientras bebía de su jarra.
-“ Haricotiza, que?, me habéis echado esa mierda?.”- Preguntó Miguel furioso.
Entonces Miguel miro a los dos, Friend1 no dijo nada, pero Friend2 movió levemente la cabeza
en señal de afirmación. Friend2 no había probado su jarra.
Migue se levantó de repente de su taburete, como si tuviese un resorte en el culo. Todo el bar
se quedó mirándolo.
-“ Sois unos cabrones, que no quiero drogarme”. Chilló Miguel.
Pero apenas Miguel pudo oír sus propias palabras, sonaban como muy lejanas como si no
hubiesen salido de él. De repente en el bar empezó a hacer mucho calor. Miguel se quitó la
chaqueta que llevaba, pero aun así seguía teniendo mucho calor. La Haricotiza empezó a
fusionarse con todos los litros de alcohol que llevaba encima. Seguía haciendo mucho calor,
Miguel retrocedió y se dispuso a salir del bar, necesitaba aire. Mientras Miguel se dirigía a la
puerta de salida, sus amigos Friend1 y Friend2 le chillaron algo, pero Miguel ya no podía oír
nada. Abrió la puerta del bar y salió a la noche, seguía haciendo calor. No había ni un ruido.
Miguel se quedó junto a la carretera. Y entonces la vio. Estaba en frente de la carretera, enfrente
suyo, la chica de sus sueños. Era perfecta, tenía pinta de punky, pero era muy guapa, era la mujer
más perfecta que había visto en su vida. Miguel se la quedó mirando fijamente y la mujer le hizo
señas de que se acercara. La noche estaba muda, no se oía nada, pero Miguel seguía teniendo
un calor horrible. Se quitó la camiseta, la mujer seguía haciéndole el mismo gesto con las dos
manos. La mujer quería que se acercase. Hacía mucho calor.
Miguel sin ni siquiera mirar a los lados de la carretera salió disparado hacia la mujer. Miguel no
vio ni oyó el gran camión que se acercaba a toda velocidad por la carretera. El camión atropelló
mortalmente a Miguel. Miguel quedo empotrado en la cabina del camión y fue arrastrado varios
metros. Miguel murió en el acto, y la mujer desapareció. Para cuando el camionero paró la
máquina, no había nada que hacer. Los amigos de Miguel lo presenciaron todo desde la puerta
del bar mientras salían en su busca. Nada se podía hacer por él, el cuerpo de Miguel estaba
tendido en medio de la carretera. El camionero muy nervioso cogió el teléfono y marcó un
número. Los amigos de Miguel se acercaron hasta donde estaba su cuerpo sin vida.
Entonces el Swansea marcó gol, y al final acabó ganando el partido.
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